LAS TABLAS Y SANCHINARRO


Junto con el "Boom Urbanístico" Los llamados PAU, o Programas de actuación Urbanística, han supuesto la ordenación y urbanización de terrenos clasificados como suelo urbanizable no programado para la creación de nuevos barrios. Estos nuevos barrios como los de Las Tablas, Montecarmelo, Sanchinarro, en el Norte, o los PAU de Vallecas o Carabanchel, comenzaron a planificarse a partir de 1997, hasta la actualidad en que prácticamente están acabados. La creación de estos nuevos núcleos, casi ciudades, vienen imponiendo un modelo urbanístico que a todas luces resulta insostenible, desintegrador y poco práctico. Este modelo actual, a decir del sociólogo Luís Cortés , lo desarrolla el sector privado de forma prioritaria y la inversión pública complementa la planificación de las inmobiliarias. La nueva ley del suelo que promovió la Comunidad Autónoma de Madrid, que liberaliza suelo para ponerlo al servicio de la construcción de viviendas, permite el crecimiento sin control y continuado. Las PAU, en su definición, han de poseer una serie de características como

por ejemplo desarrollar los sistemas de comunicación, aprovechar el medio en todo su ámbito, y crear las redes fundamentales de abastecimiento de agua, alcantarillado, teléfonos, energía eléctrica, comunicaciones y demás servicios que se prevean. Casi todos estos mínimos exigidos los cumple el PAU de Las Tablas asi como también las PAU de Sanchinarro.

Sólo faltan los relativos a los servicios comunitarios como son guarderías, escuelas, polideportivos, bibliotecas, centro cultural, oficinas de la administración, comisaría de policía, centro de asistencia sanitaria. Casi nada. Según parece, la administración competente asegura que la oferta dotacional se irá produciendo con el tiempo.

“Ni instituto, ni centro de salud, ni panadería a la que llegar sin coger el coche. Los vecinos del barrio de Las Tablas han decidido levantarse en armas para exigir al Ayuntamiento de Madrid que instale en alguna de sus manzanas los equipamientos mínimos básicos con los que cuentan otros vecinos de la capital”.

Se da la curiosa circunstancia de que los pocos locales comerciales que existen, en relación al número de edificios construidos, están vacíos y no parece que haya ningún interés por ocuparlos. Además, la mayoría de los edificios se encuentran cerrados en su perímetro, ocultando en su interior los servicios comunitarios que sustituyen a la calle, plazas y parques como espacios comunes de convivencia, como resultado de una filosofía urbanística desintegradora.

 

Edificio de 146 VPO Sanchinarro, Madrid

Todos estos ejemplos son tipos de arquitectura más especulativa que arquitectura para ser vivida y/o disfrutada. Son construcciones promovidas por el dinero en vez de por una necesidad básica como sería la de vivir en ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EUREKA


Caminando por la estatal 6, en Utah,  nos topamos con Eureka, una población que llegó a estar entre las diez más grandes del estado y que hoy languidece olvidada y reseca, custodiando las viejas minas que un día fueron fuente de su esplendor.

En 1869 se encuentran minas de oro y plata en la zona y se levanta el primer campamento minero que en 1899 se convierte en población. A principios del siglo XX Eureka alcanza su máximo apoge. Pero con el paso de los años las minas se fueron agotando y el auge de explotación de ellas fue decayendo. 

En 1957 cerraba la última mina y en la década de los 80 el censo de la población apenas llegaba a 700 personas.

No es propiamente una ciudad fantasma ya que todavia posee algunos habitantes, aunque viven en una situación decrépita puesto que no hay recursos suficientes en la zona para hacer un tipo de vida normal.

Este es un ejemplo más de la fiebre de la construcción, que a pesar de tratarse de otro tipo de "boom" que no es el inmobiliario como en los casos de Madrid anteriormente citados, es propiciado por el rápido desarrollo de la explotación minera.