El Futurismo de ayer sucede hoy

 

Los futuristas de inicios del siglo XX expresaron una ilimitada fe en el progreso, se regían por el concepto de apologia de la máquina. Sus ideas se concebían cómo utopía ya que en aquel momento sus abstracciones no podían tener lugar, y quedaron en la memoria hasta finales de siglo.

Con la era digital nació un nuevo movimiento de arquitectos que recuperan el valor de la utopía y defienden los sueños futuristas. La Terminal de Yokohama concebida por Foreign Office Architects (FOA), los trabajos de Zaha Hadid o el Museo Guggenheim de Frank Gehry retoman el camino de la Città Nuova de Sant’Elia, y además fortalecen las fantasías de edificios granja o ciudades verticales. 

 

Zaha Hadid, Peak Club (Hong Kong)

 

Este renacer, sin embargo, trae implícito un concepto de utopía diferente; la que se apoya en la invenciones tecnológicas, y es por eso que tiene cierta dosis de realidad.  En los años 80, nació el posmodernismo que vino a rescatar la historia. El respeto por los viejos edificios se hizo evidente y el fin del milenio presentó obras como la Pirámide del Louvre o la reforma del Reichstadt, en las que lo nuevo convive con lo viejo.

 

La nueva razón utópica rescata de la historia las visiones que se convirtieron en realidad. El sueño de las grandes ciudades para millones de personas dominadas por altas torres se ha cumplido. La fascinación por los nuevos materiales, el imperativo de la velocidad, el cambio continuo que domina nuestras vidas y nuestra arquitectura proviene de los arquitectos futuristas, ellos dibujaron imágenes de un mundo que en cierta medida, es el actual. En los años 60, la obsesión espacial proyectó una vida con viviendas en cápsulas flotantes y construcciones de plástico que nunca se concretaron, pero fortaleció las utopías de las nuevas formas y materiales, que se cumplieron con las primeras muestras de la corriente high tech: el Pompidou de París y el Lloyds Bank de Londres. Y, desde allí, se expandieron con símbolos como el Museo Kunsthaus de Peter Cook o el Phaeno Center de Zaha Hadid.

 

La culminación del sueño de Sant’Elia y los arquitectos futuristas se vuelve realidad con Las Torres Giratorias de David Fisher. El arquitecto marca un punto y aparte en la historia proyectando unos rascacielos cuyos pisos rotan sobre si mismos 360º. ¡Movimiento continuo, dinamismo, cambio, destrucción y creación! Con proyectos cómo este podemos afirmar que el futurismo de ayer sucede hoy.

 

 

Arquitectura Simbiótica

Desde su origen la arquitectura ha sido el arte de organizar la realidad física, el acto de establecer el orden material del orden cultural. Hasta ahora esto significó trabajar en y con lo material y análogo. Sin embargo, a medida de que nuestra civilización se sumerge mas profundamente en la era de la información, las expresiones culturales [fuentes, procesos y productos] son más y más desmaterializadas, virtualizadas.

¿Es todavía posible, por ejemplo, mantener una interpretación honesta de la arquitectura que sea material y tradicional en un mundo crecientemente dominado por una virtualidad descorporizada? Cuando la apariencia visual de algo es más importante que su realidad, cuando lo simulado es más importante que la cosa simulada, ¿hay lugar para lo material, lo tectónico, lo real?

Uno de los argumentos que han sido hechos acerca del posmodernismo es que es intencionalmente o efectivamente esquizofrénico. La esquizofrenia implica vivir en dos realidades completamente diferentes al mismo tiempo. El dilema del posmodernismo reside en si uno debería considerar tal esquizofrenia como una enfermedad a ser tratada o como la cualidad natural de su Zeitgeist. Si aceptamos la proposición de que tal esquizofrenia es un aspecto genuino de la condición cultural de hoy, mas allá de que represente o no un estado patológico, deberíamos considerar seriamente como hacer que nuestra arquitectura responda a tal situación.

Siguiendo las lecciones del cuerpo, la arquitectura podría expresar la condición esquizofrénica de la posmodernidad en al menos dos maneras: a] disminuyendo la diferencia entre lo material y lo virtual al punto de crear una fusión indistinguible X un verdadero hibrido Ñ o b] yuxtaponiendo estas dos fuerzas de tal manera de que preserven sus identidades y al mismo tiempo formen un todo inseparable en el cuerpo arquitectónico X,  una simbiosis.

 

.

 

 

Arquitectura de Presencia: Un llamado a resistir la virtualidad

Después de pasar 10 horas por día en ambiente virtuales que son fluidos, descarnados, sensorialmente pobres, superficiales, y generalmente con poco o nulo carácter publico, lo último que deseamos experienciar es un mundo real que tenga los mismos atributos del ambiente que acabamos de abandonar! Por el contrario, y buscando compensar la transitoriedad intolerable e insalubre de hoy, muchos de nosotros preferiríamos encontrarnos con un ambiente rico en sensaciones materiales y oportunidades sociales que nos garantice nuestra misma realidad y presencia. Susan Yelavich se refiere a esto en su libro -The Edge of the Millenium-:

El poder del presente para romper la encantación de lo virtual y devolvernos a la realidad es consistente con la inevitable presencia y naturaleza material de la arquitectura. Por supuesto, nos referimos aquí a un tipo de arquitectura que provee con el -peso- suficiente para mantenernos sólidamente anclados aun en el medio de la -liviandad- y superficialidad de nuestra civilización. Una -arquitectura de presencia- nos afirma no mediante la celebración de lo momentario sino del momento presente, no acelerando nuestras vidas sino deteniendolas y proveyendo calma, reposo. La arquitectura de presencia estimula el ser emocional y espiritual del visitante al llamar la atención a su propia presencia física.

ff

 

Conclusión

Las observaciones anteriores demandan una conclusión sin cerramiento. La arquitectura contemporánea esta oscilando entre un llamado a expresar nuestro tiempo y un llamado a resistirlo creativamente. En vez de elegir una de estas dos posibilidades, hemos sugerido considerar estados híbridos y/o simbióticos como situaciones relativamente paradójicas que nos ofrecen una mayor capacidad de elección y evolución arquitectónica. Hemos usado al cuerpo humano como un modelo que por un lado refuta al dualismo y por el otro lado nos ayuda a ver al dilema entre lo virtual y lo material desde una óptica nueva. Este retorno al cuerpo no es un regreso nostalgico a situaciones conocidas y por lo tanto seguras sino que, por el contrario, es un regreso critico al cuerpo como fuente de inspiración y discernimiento. Después de todo, y como hemos visto, el cuerpo esta constante y naturalmente oscilando entre lo material y lo virtual. Este retorno significa mirar, escuchar, sentir y pensar acerca de nuestro cuerpo como una construcción que en si misma nos provee con enseñanzas de como vivir la vidas y mas directamente de como responder arquitectonicamente a los desafíos de hoy. De aquí que la solución al dilema que la virtualidad trae aparejada a nuestra civilización y la arquitectura no puede ser encontrada dejando la corporeidad de lado sino, por el contrario, retornando a ella con mayor consciencia que nunca.

 

 

 


¿Crees viable un nuevo futurismo?

Puente de Valencia, Calatrava.

 

Sí, es moderno y vanguardista.

"Un nuevo futurismo significaría el avance de las técnicas y la ruptura con la arquitectura pasada. La arquitectura futurista es vanguardista, se adelanta a nuestra época, por eso la gente no está preparada para entenderla."

No, es una provocación.

"Es un tipo de arquitectura que rompe con nuestra época porque es irrealizable sin que arrastre efectos indeseados, es una utopía. No va con la situación social actual (crisis económica, crisis petrolífera, medio ambiente...) y por lo tanto sería una provocación hacer que se realice."

 




Ver resultados

Ver comentarios

Encuestas ??.com
        

Kisho Kurokawa     

 

 La interpretación de simbiosis del arquitecto japones Kisho Kurokawa nos resulta útil en este momento. De acuerdo con Kurokawa, simbiosis implica una relación de necesidad mutua entre diferentes entidades en la cual puede existir competición, oposición, y lucha en tanto y en cuanto hay elementos y valores comunes que mantienen la continuidad de la interacción. Kurokawa explica, -el concepto de simbiosis se refiere basicamente a un pluralismo dinámico que no busca reconciliar opuestos binarios a través de la dialéctica..." sino que sugiere situaciones y productos ambiguos, guiados por situaciones estocásticas, y llenos de multivalencias y contradicciones. 

                                                

 

 

 

 

 

 

 

 

Su tesis considera que las arquitecturas de presencia y transitoriedad deben mantenerse como construcciones distintas, esto es, en un estado de simbiosis. Aquí las nociones de borde y umbral prevalecen. Kurokawa se refiere a esta situación cuando habla de su casa, la que considera como un lugar simbiótico en el que el salón de te [y su ceremonia correspondiente] esta al lado del cuarto de la computadora. En este caso es el individuo quien se mueve y negocia la relación entre los dos cuartos con el objeto de obtener un pluralismo dinámico. Aquí la naturaleza experiencial de la arquitectura nos sirve como umbral, como narrativa existencial que conecta dos entidades aparentemente diferentes y contradictorias y sin embargo necesarias en el contexto cultural del Japón de hoy. Al depender en tal sentido de -entridad-, este orden arquitectónico es también paradójico y por lo tanto mantiene una relación simbiótica y no dialéctica. Aun así, el hecho de que encontremos esta y otras situaciones simbióticas construidas sugiere que la condición simbiótica provee un modelo mas aceptable que el hibrido en el zeitgeist presente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 El futuro de hoy está oculto detrás del pasado de ayer

 

Hacia 1930 Chaplin con su película "Tiempos modernos" impactó a todo el mundo por su ácida crítica al entorno social de la época.

Realizó un film en que incorpora escenas de corte futurista de la factoría en la que trabajaba un personaje, Charlotte (Chaplin), que sin duda recibe una influencia directa del film de cine mudo Metrópolis, de Fritz Lang, primera película futurista, en el sentido genérico de la expresión.

Finalmente y tras una serie de dificultades es recluido en un hospital psiquiátrico de donde sale más tarde para encontrarse con una realidad muy distinta, donde su fábrica y todas las demás ya no funcionan: es la crisis del 29 que sume en la miseria a los trabajadores no sólo de Estados Unidos sino de todo el mundo capitalista.

Chaplin  se eleva  a los grandes temas del mundo contemporáneo, muestra un personaje o mas bien, una caricatura de una realidad desquiciada sobre acelerada a los nuevos tiempos futuros.

Entendió que el escenario social había cambiado y lo seguiría haciendo, con un mundo menos humano y cada vez más focalizado en la producción y tecnología.

Esta caricatura visionaria que culmina con el crack del 29 es válida para los tiempos modernos de los años 30 y para los tiempos contemporáneos en el actual Siglo XXI.

Hoy en día esta visión caleidoscópica  con la  aparición y desaparición de formas, el multiplicarse de las máquinas, el aumento diario de las necesidades impuestas por la rapidez de las comunicaciones, por la aglomeración de la gente,  marca la velocidad vertiginosa en nuestras vidas; como en la visionaria película de Chaplin, donde el uso cientifista, la técnica y la implementación de los nuevos materiales son capaces de romper con la continuidad histórica, la tradición y  el estilo.

 

 

 

 

Dubai 1990                                        La misma calle 2003

 

"Las características fundamentales de la arquitectura futurista serán la caducidad y la transitoriedad. Las casas durarán menos que nosotros. Cada generación tendrá que construirse su propia ciudad". Sant’Elia/Marinetti, 1914 

 

            

David Fisher                                  Rotating Tower, Dubai

  

Velocidad, Movimiento, Dinamismo...

Velocidad, movimiento , dinamismo  son los estandartes del futurismo, con estas premisas se presentan los proyectos de David Fisher, arquitecto rompedor con la tradición constructiva.

 

“La vida de hoy en día es dinámica, como el espacio en el que vivimos. Los edificios del futuro seguirán el ritmo de la naturaleza, cambiando la orientación y la forma desde la primavera hasta el verano, desde el alba hasta la puesta del sol. Se adaptarán al tiempo. Los edificios estarán vivos. Desde ahora en adelante tendrán cuatro dimensiones. La cuarta dimensión será el “Tiempo”, que se ha convertido en una parte de la arquitectura.”

 

Los famosos Edificios Giratorios rompen con toda arquitectura anterior, siendo autosuficientes energéticamente, quedando a total disposición del usuario que modificará la orientación a su gusto, creando un edificio de aspecto cambiante y en definitiva vivo.

 

 “¿Qué relación existe entre sus diseños y la preservación del medio ambiente?

 

En Florencia es fácil pensar en el futuro. En mis diseños, he combinado el futuro y la dinámica para que encajen de forma adecuada con el medio ambiente. No es fácil, pero es posible. La Torre Giratoria es una construcción autosostenible. Sus pisos giran independientemente, respondiendo a las necesidades de los ocupantes. Este edificio a la ves es ecológico, se abastece de energía para generar movimiento en cada uno de sus pisos mediante paneles que absorben la luz solar y de turbinas eólicas, que transforman el viento en energía.

 

Teniendo en cuenta que el tiempo en sus diseños es un factor muy relevante, ¿qué significa el tiempo para usted?

 

El tiempo es la dimensión más poderosa de la vida. Lo es todo. La vida en constante movimiento, todo es cambio, es dinámico. Ésta es la razón para que la arquitectura y la construcción se ajusten a los cambios constantes de la humanidad: a la vida, para así satisfacer las necesidades de cada individuo.

 

¿Cuál es su límite en la arquitectura?

 

No hay límites. Ni para usted, ni para mí; para nadie. Todo está en nuestra cabeza. Si trabajamos en equipo podemos hacer posible todo.”

 

Extracto de la entrevista a David Fisher, por Valeria Gómez para Elespectador, 21 Abr 2010