Es evidente que el incremento constante de nuevas tecnologías, materiales con propiedades increíbles, técnicas de ejecución novedosas y la ubicuidad que nos proporciona la informática, no puede más que ser algo positivo para el desarrollo de una arquitectura vanguardista y representativa de nuestra época. Sería absurdo negarlo. 

  Pero seamos críticos, hagamos un poco de abogado del diablo. Intentemos reflexionar sobre las siguientes preguntas: ¿Están preparados los actores de esta "función" para que sea un éxito la representación? ¿No es cierto que el "texto" requiere un esfuerzo especial desde el primer galán hasta el último secundario?
  El uso, la aplicación con éxito de todas estas herramientas pasa por una especialización de cada uno de los eslabones de la cadena. Por un estudio riguroso de cada nueva información. Por una voluntad de aprendizaje que está muy lejos de la realidad en la mayoría de los casos. ¿Cu te;ntas "patentes" han sido estigmatizadas por una mala puesta en obra o por un proyecto incorrecto? Si nos circunscribimos a nuestro país, a estos últimos años donde los arquitectos eran promotores, los albañiles constructores y el portero de mi casa puso una empresa de electricidad y fontanería con la experiencia de haber cambiado un par de enchufes y desatascado un par de cañerías, podemos aventurar el futuro de las nuevas tecnologías. Al menos por estas tierras.