Calatrava: "La arquitectura es el arte en el que convergen todas las artes"



- Aparte de la evidente utilidad, ¿qué aporta desde un punto de vista arquitectónico el Palau al complejo de la Ciutat de les Arts?

- He querido hacer sobre todo un lugar de acogida, como lo demuestra la cantidad de recorridos que se puede hacer en el Palau sin pagar entrada. Por eso he creado dos envolturas: una contiene los auditorios y, en cambio, en el exterior, hay otra zona para el público. Es como si fuese un organismo dentro de otro organismo, donde la gente circula y vive. Esta simbiosis entre la obra y el público es clave en el Palau, es su gran aportación, el paso innovador; ya no hay un muro que dice que esto es interior y esto exterior.

 

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- Habla de una arquitectura que supera el ámbito estético y funcional para restaurar y revitalizar ciudades.

- Es que ese es el modo de entender y justificar nuestra actuación en los últimos 15 años en Valencia. El trabajo que hace la Ciutat de les Arts i de les Ciències y de muchos edificios singulares es mejorar la calidad de la periferia de las ciudades, porque restaura áreas maltratadas durante la época industrial. Ya no se trata sólo de la ordenación del territorio, sino de la intervención con determinados hitos urbanísticos que recualifican,hablo de dar más calidad, el espacio. Esa estrategia se ha hecho en muchas partes, como en Bilbao o en Barcelona, con evidente éxito.


- ¿Alcanza esta función restauradora a los graves problemas de las grandes metrópolis?


- Esta es la segunda parte, la más compleja. Porque, en realidad, los problemas que se ponen hoy a la arquitectura son sobre el futuro de nuestras ciudades, y el reto es hacerlas más humanas. Y no hablo de españolas o francesas, que tienen departamentos de ordenación y medios económicos. Hablo de problemas más crudos, como es el crecimiento de las ciudades en el Tercer Mundo, con áreas periféricas que prácticamente sólo han tenido un criterio urbanístico de ocupación del territorio, de manera caótica. Es el caso de México o Bombay.

 

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- Dice usted que el arte máximo es la arquitectura, pero por encima de todo siempre se ha considerado un dibujante.

- Nunca he dejado de dibujar. Desde que era un niño me sentí feliz tomando un lápiz y echando líneas en cualquier soporte. Fue, en ese sentido, un dolor de cabeza para mis padres, pues solía pintar hasta en las puertas de los vecinos. Recuerdo aquella frase de Picasso que decía: "Cuando yo tenía 15 años dicen que pintaba como Rafael, pero me ha hecho falta toda la vida para pintar como un niño". Sí, el dibujo es mi mayor pasión, en la intimidad. Prueba de esto es que parte de mi colección de dibujos se puede ver en la exposición que sobre mí hay en el Metropolitan Museum de Nueva York.

 

 


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