Hagamos un paseo por su legado para comprender su magnitud que, como definen sus seguidores, se puede dividir en dos grandes secciones:

 

La primera, sin duda, es la Arquitectura: su obra abarca un período de unos 60 años y se destaca por su evolución cronológica que está en total acorde con todos sus acontecimientos contemporáneos.

 

Observemos sus primeras obras para clientes particulares, inspiradas por su Suiza natal en La Chaux-de Fonds, como la casa Schwob, la única de esta época que LeCorbusier reconocía como suya en la madurez, y miremos detenidamente los icónicos edificios cúbicos y blancos de los años 20. Entre ellos destacan La casa La-Roche Jeanneret, en perfecto estado de conservación y que actualmente alberga la fundación Le Corbusier. Otras de sus obras arquitectónicas de la misma época no corrieron tanta suerte como el Pabellón de l´Esprit Nouveau (1925), ya que solo estuvo en pié nueve meses. De todas formas, en el año 1977, se construyó una réplica de este en Bolonia, Italia, que actualmente aún se sigue utilizando para la realización de exposiciones.

 

Tampoco estuvo de mayor suerte la Villla Stein de Monzie, obra de 1927, que todavía encontramos en las cercanías de Paris, pero que ha sufrido alteraciones radicales, sobre todo el hecho de haberla  convertido en apartamentos.

 

En el año 1930 realizó la villa Savoie, en Poissy, Francia, donde adquieren fuerza los “cinco puntos para la nueva arquitectura”. Pilotis, cubierta ajardinada, planta libre, fachada libre, ventanas corridas están todos presentes en este proyecto. En la actualidad esta obra es motivo de peregrinación de arquitectos de todo el mundo. Terminemos admirando los edificios que creó para la ciudad india de Chandigarh , que es la mayor concentración de edificios de Le Corbusier siendo el único proyecto urbano ejecutado de los numerosos que desarrolló. El legado que nos ha llegado a la actualidad en urbanismo, paisajismo, arquitectura, escultura, pintura e interiorismo es impresionante, siendo declarada la ciudad patrimonio de la humanidad por la UNESCO.  

 

Con ello, concluiremos en que para estudiar su obra Arquitectónica debemos hacer un esfuerzo por asumir sus grandes intereses; una clara atracción por lo Mediterráneo y el Oriente sumada a la tendencia hacia las formas orgánicas de los años 30, y un interés por las nuevas tecnologías y nuevos medios.

 

La segunda gran sección de su legado sería la que nos aporta con la Obra Plástica. Todos y cada uno de sus diseños nos muestran la adicción del autor por el trabajo: pinturas, esculturas, grabados, dibujos, tapices, litografías y diseño interior.Asimismo veremos cómo la voluntad de perfeccionamiento llevaba al autor en fijarse en todos estudios previos y posteriores que hacía de sus obras hasta darlas por terminadas:

 

 

Algunos ejemplos de ello los encontramos en -La caída de Barcelona- [1939], en los distintos dibujos de -Mano abierta- [1963] hasta llegar a convertir la obra en una escultura.

 

Heidi Weber, galerista suiza que conoció al arquitecto en sus últimos años de vida, y se empeñó desde el principio en difundir el lado menos conocido del artista. Una colección protagonizada por el edificio de la -Maison de l’Homme-, en Zurich, actual museo Heidi Weber y conocido como -Centro Le Corbusier-.

 

Un museo que pretende reunir un conjunto de elementos que nunca hasta ahora habían sido objeto de una muestra unitaria:

 

Entre los más destacables debemos  hablar de los diseños de  mobiliarios como “la Silla con respaldo basculante” o los sillones “Gran Confort” que tanto se comercializaron en Suiza a partir de 1959 y que actualmente, se reeditan y comercializan en dicho museo.

 

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