Adolf Loos rompió radicalmente con las corrientes modernistas, recargadas y anticuadas de principios de siglo, enfatizando en la importancia de la forma evitando al máximo la ornamentación 

El Guggenheim de Bilbao y el Hotel Marqués de Riscal de Frank Gehry  son un claro ejemplo de fusión entre idea y ornamentación,  donde se utilizan formas complejas y materiales novedosos que le dan sentido a la obra en su totalidad.  Otros arquitectos que incorporan y adaptan la ornamentación en sus proyectos son Norman Foster con  la nueva proyección del Camp Nou para el F.C.Barcelona, Santiago Calatrava en todas sus obras donde la misma estructura tiene doble funcionaliad o Herzog&deMeuron con el estadio El Nido.

Recientemente podemos hallar ejemplos donde la ornamentación es prescindible en su totalidad, ya que la obra no pierde su sentido inicial sin ella. Eso ocurre en la última intervención de Toyo Ito en el Paseo de Gràcia, donde la fachada no mantiene relación con el proyecto y solo funciona como envolvente.

 La ornamentación se ha redefinido y adaptado de tal manera que forma parte de la funcionalidad del edificio, llegando a dar sentido y personalidad al proyecto, siendo totalmente IMPRESCINDIBLE.

 

Loos defendía una arquitectura donde la forma era lo primordial, sin darle importancia al aspecto exterior del edificio. En la actualidad, en cambio, lo que define a un edificio es su exterior, sus formas, sus acabados y materiales.