En el corazón de la City, en el 30 St. Mary Axe, la sede de la Swiss Reinsurance Company no es sólo un inconfundible punto de referencia en el skyline londinense, sino que también es el primero rascacielos de la capital británica construido con criterios ecológicos.

 

Con una altura de 180 metros, esta espectacular torre del siglo XXI tiene una planta circular cuyo diámetro crece en su desarrollo hacia lo alto, para después disminuir de nuevo al acercarse a la parte superior de la punta. Gracias a esta forma ha sido posible aumentar la superficie disponible para la entrada de la luz natural, y mejorar, por tanto, la circulación del aire, aprovechando de este modo la ventilación natural en los espacios interiores.
En cada planta, una serie de intersticios con 6 conducciones hace de sistema de ventilación natural, funcionando como un doble cristal. Las conducciones sirven para el enfriamiento en verano, extrayendo el aire caliente del edificio, y para la calefacción en invierno. Estas, además, permiten una más fácil entrada de la luz, con una consiguiente reducción de los costes de iluminación. El control sistemático del microclima interno y las soluciones para el ahorro energético han llevado a una reducción del 50% en el consumo de energía, en cualquier caso necesaria para un edificio de este tamaño.
Pero volvamos a la historia de la Torre Swiss, conocida también como "The Gherkin" (el pepinillo). El edificio surge donde en otro tiempo se encontraba la sede de la Baltic Exchange, empresa que gestionaba los alquileres marítimos y que se ocupaba de la venta de barcos. Cuando en 1992 una bomba del IRA destruyó el edificio, se pensó en una posible restauración, pero posteriormente se dieron cuenta de que la vieja estructura no podría ser recuperada.



Sólo en el 2000, en cambio, se dio el consentimiento para la realización de una nueva construcción.
La integración de la Torre Swiss en el contexto de la City tuvo que someterse sin embargo a las normas de las autoridades de Londres, que pidieron expresamente que fuesen respetados la identidad y el estilo de los otros edificios. Ciertamente la Torre Swiss no pasa inadvertida y se distingue claramente en el paisaje de Londres, sobre todo de lejos, pero también es verdad que mientras se camina a lo largo de St. Mary Axe no se percibe inmediatamente la presencia de un edificio "anómalo", gracias a la masa del mismo, no excesivamente imponente. La futurística torre, que parece casi lista para despegar de tierra para lanzarse como un misil hacia el cielo, tiene una forma increíblemente aerodinámica, a pesar de su monolitismo; su diseño mereció, en el 2004, el prestigioso RIBA Stirling Prize con un voto por primera vez unánime.

 

FUENTE: http://www.fosterandpartners.com/Practice/Default.aspx