TRAZADOS  REGULADORES

Desde el hombre primitivo, el ser humano ha buscado resguardarse de la intemperie. Partiendo de esta base y utilizando los conocimientos y medios proporcionados por la época en la que vive, ha creado espacios con una intención y espíritu de orden siguiendo formas geométricas básicas  siguiendo ángulos rectos.

No hay hombre primitivo, hay medios primitivos. La idea es constante y está en potencia desde el comienzo. Los planos están regidos por una matemática primaria. Hay medidas. Para construir bien, para repartir bien los esfuerzos, para lograr la solidez y la utilidad de la obra, las medidas condicionan todo. El constructor ha tomado como medida lo que era más fácil, más constante, la herramienta que menos podía perder : su paso, su pie, su codo, su dedo. Para construir bien ha tomado MEDIDAS, ha reconocido un MODULO que regla toda la obra y esta obra está dentro de su escala, de su conveniencia, de sus deseos, de su comodidad, ha reglado su trabajo, ha llevado un orden. Ha puesto el orden a medir. Es la escala humana y esto es lo principal.

Al decidir la forma del recito, la situación de cada cosa ha seguido los ángulos rectos, los ejes, el cuadrado, el círculo. Porque estas formas son las verdades de la geometría,  son los efectos que nuestros ojos miden y reconocen, de modo que otra cosa sería azar, anomalía, arbitrariedad.

Un modulo mide y unifica; un trazado regulador construye y satisface.

La mayoría de los arquitectos de hoy han olvidado que la gran arquitectura se halla en los mismos orígenes de la humanidad y que está en función directa de los instintos humanos.
Han perdido la esencia.
El hombre primitivo empleaba un modulo y los trazados reguladores para hacer más sencillo su trabajo. El griego , el egipcio empleaban los trazados reguladores para a corrección de sus oras y la satisfacción de su sentido artístico y su pensamiento matemático. El hombre actual no emplea nada de eso, le bastan sus instintos, aunque estos no se expresan más que por medios de artificios adquiridos en las escuelas. Uno que sabe cosas, pero las que no ha inventado, ni siquiera controlado, que ha perdido durante el curso de las enseñanzas recibidas la pregunta capital: ¿por qué?


El Modulor de le Corbusier

La sección áurea, impregnada de referencias simbólicas y cosmológicas, volvió a aplicarse en arquitectura durante el Renacimiento gracias a la primera edición impresa de la obra de Vitrubio a cargo de Cesare di Lorenzo Cesariano, arquitecto y ensayista milanés, alumno de Bramante. En Francia, la aplicación de las leyes proporcionales se debió a Cluade Perrault, médico y arquitecto aficionado, artífice junto a Louis Le Vau y Charles Le Brun de la fachada oriental del Louvre. En el siglo XVII, el rigor aplicativo de esta premisa acabó diluyéndose, mientras que el siglo XIX se dejó seducir de nuevo por la nostalgia de los lenguajes arquitectónicos del pasado. En el siglo XX, el arquitecto franco-suizo Le Corbusier fue el primero en volver a la problemática de las proporciones y la aplicación de la sección áurea.

Entre los años 1942 y 1948 desarrolló el Modulor, un sistema de medidas en el que cada magnitud se relaciona con las demás según la Proporción Áurea [también conocida como Sección Áurea] y a la vez se corresponde con las medidas del cuerpo humano. El Modulor es aplicable al diseño funcional y estético en arquitectura.

Con el Modulor LeCorbusier retomó el antiguo ideal de establecer una relación directa entre las proporciones de los edificios y las del hombre.La Unidad Habitacional de Marsella fue el terreno en el que el Modulor fue puesto a prueba. La primera casa proyectada y construida luego de la Segunda Guerra Mundial, y la primera basada en la aplicación del Modulor, es la Casa Curutchet, en La Plata, Argentina. Ello otorga a esta obra una relevancia enorme en el estudio de estas creaciones de Le Corbusier.

De hecho, se las considera, cada una en su escala, puntos de articulación entre las villas heroicas [cuyo ejemplo cúlmine es la Ville Savoye] previas a la Segunda Guerra y toda la obra posterior.


Proporción divina en la arquitectura

Podemos ver como se expresa Fi en las pirámides de Egipto, el Partenón de Atenas y las catedrales góticas europeas; podemos percibir cómo los artistas y artesanos de todas las épocas la utilizan, y podemos verla como descripción perfecta de los principios del crecimiento y el dinamismo en la naturaleza.

La primera aparición del número de oro en la arquitectura fue construida hacia el año 2600 a.C en la pirámide de Keops.



También los griegos lo utilizaron en la simetría del Partenón que contiene rectángulos que se basan en el número de oro.  



Nôtre Damme también posee las características del número Fi que le hace más armoniosa.



Volvemos a encontrarnos con las propiedades divinas del número de oro en la Torre Eiffel en París.



Una de las espirales de Durero más originales y actuales es la de las escaleras del Vaticano que aparecen en la imagen. Esto también demuestra que hoy en día también hay estructuras que se basan en el número áureo.



Y por último, también encontramos las proporciones del rectángulo áureo y sus secciones en el Edificio de la O.N.U en Nueva York.



 
La proporción se refiere a la justa y armoniosa relación de una parte con otras o con el todo


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