¿Renacerá Marsella con Zaha?

CMA CGM Tower_photo by Christian Richters (2)

Artículo original.

Hace años que el antiguo puerto del imperio galo está en obras. Marsella será capital cultural europea el año que viene y la dinámica y caótica ciudad portuaria se prepara renovando a marchas forzadas su apuesta cultural. La nueva Marsella quiere huir de su pasado naviero y playero para hacerse un hueco en el Mediterráneo como un destino de interés cultural. Así, y en espera de que Rudy Ricciotti termine el plato principal de la transformación -el Musée des Civilisations de L’Europe et de la Mediterranée, que será el primer museo nacional desubicado de la centralista París y estará listo en un año-  algunos de los cambios ya han empezado a transformar el skyline de la ciudad.

Es el caso del rascacielos de la naviera CMA CGM que Zaha Hadid ha concluido ya en el puerto marsellés, muy cerca del los cinco kilómetros que está transformando el proyecto de La Cité de la Mediterranée en el que el ayuntamiento de la ciudad ha invertido 240 millones de euros (el 40% del coste total del proyecto).

La idea que hay detrás del proyecto de transformación de esta urbe es reconducir su industria hacia el turismo cultural, y el modelo -llevar el mar hasta el centro de la ciudad- se basa en la recuperación de la fachada marítima que protagonizó Barcelona hace un par de décadas. Más allá de la ciudad española, algunas metrópolis francesas, como Lille -que han sido capaces de transformar su economía y su urbanismo a partir de un acontecimiento cultural- cimientan esta ambiciosa transformación que cuenta con proyectos de Kengo Kuma (Fonds Régional d’Art Contemporain), Stefano Boeri (Centre Régional de la Méditerranée) o Jean Nouvel (Torre de la imagen) también junto al puerto.

Entre todas las obras que revolucionan el viejo puerto, la torre de 147 metros de altura de  Zaha Hadid es la única finalizada. Se trata, cómo no, de un volumen roto, con una doble piel de vidrio levantada que actúa como pantalla solar y evita que la fachada traduzca la monótona organización de los forjados interiores. Patrick Shumacher, el socio de Hadid, cuenta que “son las columnas estructurales periféricas las que permiten que el volumen se separe en dos al llegar a la cima obteniendo así sensación de movilidad y fluidez” en una torre de oficinas con gimnasio y auditorio en la que trabajarán 2.700 empleados. Hadid asegura que el contexto ruidoso y denso de la zona es, en realidad, “rico”. Y su socio añade que “cualquier jaleo desaparece en las alturas devorado por las vistas sobre la bahía y el puerto”.  Así, con Hadid en las alturas, Marsella despierta para continuar siendo, como apuntó Alejandro Dumas, “una ciudad que rejuvenece a medida que envejece”.

CMA CGM Tower_photo by Christian Richters (3)

fuente: blogselpais


OPINIÓN

"LA IMPORTANTE NO ES ZAHA Y SU EDIFICIO. LA IMPORTANTE ES MARSELLA Y SU GENTE."

Con esta sentencia introductoria uno pretende alejarse de dos puntos muy en boga sobre los arquitectos mediáticos: por un lado el clamor público y político sobre sus sobredimensionados edificios (nunca tan buenos funcionalmente como parecen) y por otro lado el linchamiento gratuito por parte de arquitectos y arquitectos en potencia (estudiantes con frescura y ganas de desmontar cualquier falso héroe con máscara de arquitecto superstar).

En otras palabras, aquí no pretendemos debatir sobre si la arquitectura mediática es conveniente para revitalizar una comunidad, o si es la causa de todos los males economico-sociales de la profesión...la intención es alejarnos de este fuego cruzado y poner sobre la mesa lo que, bajo nuestro punto de vista, es lo realmente importante: las personas.

Tras esta necesaria aclaración, entremos en materia. ¿Qué significado tiene este edificio de Zaha Hadid en el proceso de revitalización de Marsella?

Para empezar, el ayuntamiento de Marsella ha sufragado un 40% del presupuesto del proyecto (unos nada despreciables 240 millones de euros). La gran duda es si no hay otro saco donde poner todo este dinero con el objetivo de "revitalizar" la ciudad. Evidentemente, por mal que le pese al señor alcalde, hay algún que otro interés poco claro por en medio.

Porque un edificio estéticamente vistoso (dejémoslo ahí, ya habrá quien ensalce su geometría o quien critique sus materiales) no es suficiente para animar a la anticuada Marsella. Otro aspecto a tener en cuenta es si puede encontrarse alguna seña de identidad de la humilde Marsella en la pretenciosa Zaha Hadid....

Así pues, todo apunta a una actuación arquitectónica que poco o nada tiene que ver con el contexto real en el que se encuentra la ciudad. Puede estar bien tratar de rejuvenecer la ciudad con obras modernas y de linias futuristas, pero el balance final tras conococer detalles del proyecto no apunta a una intención honrada. De hecho, hay una frase que resume todo esto y que destaparía las vergüenzas de cualquier implicado en este proyecto:

Parece que a Marsella le importa en exceso ZAHA HADID, le da mucho poder (y dinero) a su proyecto de lucimiento arquitectónico personal.

Pero, por el contrario, parece que a la arquitecta ZAHA HADID no le importa demasiado Marsella, su gente, su historia, su proyecto de revitalización real.

De hecho, los promotores y su autora hablan del edificio como un oasis de silencio: “cualquier jaleo desaparece en las alturas devorado por las vistas sobre la bahía y el puerto". Así pues, la gran paradoja: estamos en un proceso de re-identidad de la ciudad...pero Zaha quiere alejarse de ella, de su gente, de su "jaleo"...


En resumen, la arquitectura ha de concebirse como un regalo del autor a sus futuros usuarios, no un regalo de una ciudad al ego del arquitecto, como parece que es aquí el caso...

CMA CGM Tower_photo by Iwan Baan  (3)