Nos situamos en los años 20, la comodidad era la premisa que encabezaba la cola de prioridades y Le Corbusier (1887-1965) no barajaba la opción de ausentarse en esta tendencia, una apuesta demasiado atrevida cuando en 1933 experimenta con la creación de un edificio totalmente hermético para el Ejército de Salvación de París. “Respiración exacta” fue el sistema de circulación de aire entre los dos vidrios que formaban la pared exterior que expuesta a la radiación solar, logró elevar la temperatura interior a niveles insospechados. La solución llegó tras la Segunda Guerra Mundial con la reconstrucción de la fachada e incorporando aleros como máxima expresión del temor a volver a fracasar en tan gran escala.





 

 

 



Mayores fueron los esfuerzos en solucionar el error cometido por el creador de de las Torres Gemelas, Minoru Yamasaki (1912-1986). En su proyecto Pruitt-Igoe para la ciudad de Saint Louis no acertó en la elección del lugar donde emplazar la obra de 33 torres de viviendas sociales inauguradas en el año 1954. En marzo de 1972 llegó la primera orden de demolición por el gobierno federal, la misma suerte les siguió a las 32 torres restantes. "El día en que la arquitectura moderna murió" fue la descripción que se le otorgó a este caso emblemático.







 

 

 


 

 


Los espacios culturales tampoco pueden salvar su reputación ya que el Lincoln Center de Nueva York decidió que Max Abramovitz (creador de la sede central de la ONU) debía construir, en 1962, su Philharmonic Hall. Fue necesario un único ensayo para que el músico más primerizo comprobase que no podía escucharse ni a sí mismo. Tras cinco fracasos en intentar arreglar el gran fallo acústico, se desarmó la sala y ni siquiera así el problema fue resuelto cuando contabilizaban ya 10 millones de dólares en gastos. En 2005 tubo en intervenir el inglés Norman Foster para remodelar este espacio, ahora llamado Avery Fisher Hall. Las obras aún no han clavado un solo clavo.





 

 



Otro chasco: el Puente del Milenio en Londres diseñado por el mismo Norman Foster. Clausurado tres días después de su inauguración en el año 2000, debido a que el paso de la gente causaba una inpensada oscilación a la estructura bautizando el puente como el "puente tembloroso". Se requirieron dos años de obras con tal de hacer firme y transitable la pasarela.



 

 

 



Con un arriesgado diseño, Richard Rogers y Renzo Piano ganan el concurso para un nuevo museo de arte moderno, más tarde alcanzando la posición de emblema de la cultura francesa: el Centro Pompidou de París. Se inauguran en 1977 una maraña de estructura a la intemperie. Veinte años después las autoridades se excusan bajo unos cuantos arreglos cerrando el museo durante tres años e invertiendo una cantidad de dinero equivalente a la mitad del saco gastado en la construcción original.



 




CUANDO LAS COSAS CAEN, SIN PREVIO AVISO
El diamante en bruto, la niña intocable, la obra más mimada de Frank Lloyd Wright, es decir, la Casa de la cascada (1937), se apropia del adjetivo ‘arquitectura orgánica’ con descaro cuando es exagerado el exceso de acero que sostiene sus terrazas flotantes (en los 90 ya tenían un declive de 20 cms). 12 Millones de dólares fueron necesarios para que en 2002 se reforzara la estructura, cantidad que multiplica por 100 el costo original de la casa.




 





Otra factura inesperada fue la que obtuvo Frank Gehry, famoso por sus estructuras sinuosas de materiales poco comunes, cuando tres años después de inaugurar en 2004 el Stata Center en Massachusetts el Instituto Tecnológico lo demanda por pedazos de peligroso hielo que resbalan por las inclinadas superficies del edificio ya que este goza de enormes grietas y goteras.


Rocío Valdez C. - 12/02/2010